Danza invisible

Los mosquitos corren hacia la luz a sabiendas que no van a sobrevivir. Solo buscando una guía, o quizás atraídos por su belleza.
No sé si te has fijado alguna vez en una vela consumiéndose. Cuando la cera ya está líquida, alrededor de la llama, los restos negros de la mecha nadan en la cera. Siempre de los bordes hacia la luz, y cuando llegan a ella, de repente, algo los repele y flotan hasta el borde del líquido rápidamente. Pero siempre vuelven, una y otra vez se repite el recorrido hacia la llama. Es casi como una danza. Si nunca la has visto, fíjate la próxima vez que eneciendas una vela.

 Y creo que a mi me pasa lo mismo que a esos trozos quemados de mecha. Como a los mosquitos o las moscas que se dan de bruces con la ventana hasta quedarse ahí, agonizantes y sin fuerzas para cambiar el rumbo.
Parece que mi destino fuese el de un lento camino hacia algo que, cuando estoy a punto de alcanzar, me repele y vuelvo al punto de partida. Pero por suerte sigo regresando, desde cero. Siempre, como si se tratase de esa danza.

www.MartaSuárez.tk

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