Tú, que separaste el hambre de las
ganas de comer. La carne de los huesos, la piel del aire. Tú, que
todo supiste razonarlo y frenarlo.
Yo, que sumé las ganas a los días y
la cuenta me dio un te necesito. Que pienso que a veces el destino
nos pide bajito que le llevemos la contraria. Yo, que no supe jugar a
quererte sin implicarme.
Tú, que no entiendes que el olvido se
equivoca. Yo, que para no recordarte me dedico a
escribir de ti.
Tú, yo. Un par de idiotas.
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