Reconciliación

Seguimos con la cabeza contra en suelo, levantándola por turnos para seguir gritándonos lo que no nos atreveríamos en cualquier otro momento. Incluso más, incluso aquello que no sentimos y que sabemos que hiere. Nos lanzamos puñados de odio con las manos de un amor inmenso. Es como si intentásemos detestarnos por querernos.
¿Por qué por momentos queremos arrancarnos del corazón del otro, y del uno? Y pasamos de los besos a la venganza, y del abrazo a la revancha. Y nos importa un bledo todo lo que no sea nosotros mismos.
Y al minuto otra vez en el mismo rincón, tirando a la basura los reproches y reuniendo los trocitos de cristal que hemos roto en nuestros ratos de odios imprecisos.
Siento que un día no habrá “otra vez”.

(c)marta.

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