Diego


Me enseñaste que reír cansa menos que llorar, a reconocer a esa gente que es como un iceberg, que se le ven la cabeza pero no los pies. Aprendí contigo a sentirme un muñeco roto que podía iniciar la reconquista de lo que se propusiera. Me suministré locura transitoria, y entré al mar aunque hubiese mil heridas. Comprendí que no se puede cambiar la luz del sol por tu voz, por muy repe que la tenga, eres mucho más grande. Y que siempre un sueño es mejor que lo que dice una canción; que debo mucho a los que no me han ayudado, así me hicieron fuerte.
Aclarando conceptos... aprendí a subir de dos en dos las escaleras del corazón. Y que Olvido no era un buen nombre para mi casa, sino mejor para los que no me quieren. Que hay un antes, pero no un mañana, solo un ahora.

Y te atreves a dar las gracias, enano.
Si yo solamente te he enseñado a escuchar mis tonterías, y lo haces demasiado bien.

Da igual, esto solamente lo entenderás tú.
www.supernadie.com

No hay comentarios :

Publicar un comentario