UNA HISTORIA POR CANCIÓN 69/100

"Recuerdo que me arrodillé, recuerdo el número del taxi que condujo hasta el infierno..."

De aquella noche recuerdo el número del portal de enfrente. El número de hojas secas tendidas en la acera como víctimas de un atropello. Las risas de aquellas chicas que bajaban la calle dejando el rastro de perfume a su paso.
Recuerdo cada uno de tus cabellos bailando sobre tus ojos mientras me hablabas. Tengo grabada cada canción que salió de cada ventanilla bajada, de cada radio de cada coche que surcó la carretera, mientras enunciabas tu discurso ensordecedor. Porque creo no haber oído nada.
Me acuerdo del punto exacto en el que dejaste de abotonarte la camisa aquel día. Del número exacto de centímetros de piel que me regalaste.
De las veces que parpadeé y te miré. De la coreografía de tus manos intentando hacerlo menos trágico. De la matrícula del taxi que te dejó en mi portal. Del ritmo de tus pasos al irte. De los segundos que duró tu abrazo.
Tengo mi garganta impregnada de tu colonia y los malditos y dulces recuerdos que trae siempre consigo. Tengo en las manos guardadas las ganas que no demostré. De enganchar tu chaqueta, de acariciar tu mejilla izquierda. De meter mis dedos entre el pelo de tu nuca. De recordarte a tí, amnésico de mi, lo que te gustaba que lo hiciese.

Pero no alcanzo a recordar ni una sola frase tuya de aquella despedida. No soy capaz de hacer nada más que resumir la infinita danza de tus labios durante unos diez minutos en una palabra: adiós. Cinco letras, dos sílabas. Un mundo.
Lo hubiera dado todo por un paréntesis, por un punto y seguido, a parte, por un quizás.¿Sabes? Hubiera soltado mi propio discurso ridículo en busca de limosnas, de besos y prórrogas. Hubiera salido corriendo en busca de las razones que tú no habías encontrado en el rollo de esta película, la hubiera repasado y te los habría regalado.

Pero en cuanto el ruído de tus excusas voló alrededor de nuestras cabezas repitiendo una y otra vez un adiós que retumbaba en las paredes de mi pecho como un eco asesino, ahí, en ese preciso instante, aunque hasta ahora me lo niegue, supe que todo aquello que ahora tengo grabado me recordaba que no eras tú. Que le había puesto el apellido equivocado a mi vida.

Para conocer la verdadera historia... {Noche de verano - Andrés Suárez}

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