Caminé de puntillas por tus sueños para no despertar los suspiros adormilados que todavía se acurrucaban en las arrugas de tus ojos. Sigo sin encontrarle sentido a no querer arrancar rectángulos de papel de las paredes de esta habitación, cárcel de los momentos que no vuelven jamás. Pero me resisto, y las acaricio tan despacio que parece que temiese hacerles daño, gastarlas, y con ellas los recuerdos.
(c)marta.
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