cuando los días tristes superan en número a los buenos momentos, nace una nube encima de uno, oscura, a punto de ponerse a llorar: esas nubes no llueven, simplemente lloran. lloran lágrimas cansadas como el que las tiene que sostener en las espaldas.
es uno de esos días de bajón, pero no de los que no te llevan a ninguna parte. este tiene conclusiones, y conclusiones demasiado importantes.
me he dado cuenta de todas las veces que la he cagado de verdad, de esos errores que con el tiempo se te hacen enormes, y que en la cercanía del instante parecían buenas decisiones. se que uno está compuesto de lo bueno y lo malo, de las opciones acertadas y las erróneas, pero muchas veces las malas queman demasiado.
he perdido amistades que en muchos momentos he necesitado a mi lado, y si han estado no eran las de antes, he dejado sin explicación de precisar a personas del mismo modo que antes, he descuidado a otras...
he dado un salto enorme un día que ni siquiera recuerdo, para pasar de niña a no sé si mujer. y no hablo de que tenga más tetas, de que me gustasen de repente los chicos o que me quisiera maquillar a diario. eso no sirve de nada para madurar. hablo del dolor, de enfrentar las consecuencias de tus actos, de un día darte cuenta de que estás sola por muchos que te rodeen, y que nadie (de verdad, absolutamente nadie) va a resolverte la vida con sus consejos.
y sobre todo, que la vida no es en absoluto bonita. que los poemas y las peliculas que te lleguen al corazón pocas veces serán realidad, como mucho dos instantes. pero son necesarios, y quizás por eso lleno mi vida de textos y fotogramas, porque si tienes los pinceles para pintar tu vida en blanco y negro ¿porqué no hacerlo?
aunque destiñan al primer lavado, igual que los principes azules.
mal día para ponerse a escribir.

(c) marta.

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