le gustaba jugar a ser mayor, pintarse los labios y subirse en los zapatos más altos para ver si llegaba a la luna.
le encantaba soplar las velas que mamá encendía al irse la luz, soñar despierta. pintarse las uñas de mil colores, llevar su muñeca en un bolso, besar a su rana de peluche y ponerle corona, montar una tienda y vender cocinitas. le gustaba ser grande, jugaba a ser mamá, a los médicos y a las enfermeras. y cuando le decian que era hora de dormir, acostada en la cama sus pies se movian como queriendo bailar.
y un día, cuando fue mayor, se le pasaron las ganas de ser más muñeca, la obligaron a jugar a los médicos y a las mamás, y en la tienda no se vendían cocinitas sino a ella, en un escaparate de sonrisas grises y noches vacias.
los zapatos solo le daban dolor de pies, la luna se volvio inalcanzable y ya no quería cumpleaños, ni tampoco soplar velas. le pesaban tanto los parpados... que dejo de maquillarselos, y los labios se arrugaban con los llantos y el carmín se le corría sin que nadie la besara.
no había nadie que dibujara en su espalda un corazón con el dedo, ni un sueño que le llenara las noches, mucho menos al despertar. observaba en las mañanas sus brazos a contraluz y esperaba las desdichas sentada en su mecedora.
ya no quiere ser mayor.

No hay comentarios :

Publicar un comentario