A veces en tu vida se cruzan personas que desearías haber podido conocer antes, que te arrancan sonrisas, emociones... sensaciones que creías olvidadas o simplemente irreales. Y ahí es cuando piensas en lo mágica que es la vida, en lo frágil que puede ser tu realidad si cambiases solamente uno de tus pasos, si no hubieras llegado aquel día a las quince y veintitrés minutos, nerviosa por aquella nueva etapa en tu vida, perdida y totalmente vulnerable a todo lo que pudiera pasar a partir de ese momento. Qué pasaría si hubieras llegado dos minutos antes, o si simplemente hubieses tenido el valor de subir aquellas escaleras sola. Quizás hubieras llegado antes a la puerta, te hubieses sentado en otro lugar, tú sola, esperando a que esa nueva etapa naciese ante tus narices. A lo mejor jamás hubieras dicho "hola ¿eres de historia del arte también?", jamás hubieras visto aquella sonrisa que nada más entrar te regaló ella, Marta, y todas las que vinieron detrás durante todo este año. Un mismo sueño, exactamente igual, tan parecido como nuestro nombre. Con pocas palabras somos capaces de comprender todo lo que querramos decirnos, y estos cinco años serán mucho más maravillosos a su lado de lo que pude imaginarme.
La vida nos indica demasiados caminos que seguir, quizás por eso siempre pensamos que no nos indica ninguno, que estamos totalmente perdidos, porque en realidad a cada paso nos encontramos con un cartel de esos que señalan mil direcciones y todos los kilómetros que nos quedan por recorrer hacia ese destino, ese objectivo.Quizás sea el destino, el azar, o lo que sea que rija el mundo - quizás nada lo rija - el que te hace escoger uno u otro itinerario, cruzarte en la vida con personas que te hacen preguntarte cómo no le habías encontrado antes, o cómo sería tu vida sin haberla conocido. Lo maravilloso llega cuando esta ultima pregunta, prefieres que nadie te la conteste.

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