Y el siguio su camino.

Jamas miro atrás para ver si le seguía. Sabía la respuesta.
Aun creía en aquel viejo sueño y pensaba que a veces era mejor no saber nada. Por que mientras no sabes la verdad, la cruel verdad…tienes miedo, si, pero tienes esperanza. Y el no la perdía, seguía caminando… Firme, mirando al frente sin ver su rastro.
¿Quién le iba a decir que estaría ahí? ¿Quién diría que después de tantas lágrimas sus ojos se habían secado? ¿Quién lo diría cuando se volvía loco al sentir que había tantas cosas por vivir y que no tenia con quien?
Ya no le dolían las canciones, los poemas, las frases especiales, las metáforas. Ya no sufría, no dolía, no sentía. Seguía caminando…
No se lamentaba al pensar en el pasado. Pasado… que palabra más extraña. Lo pasado, pasado esta. Hace un tiempo no podría decir que el suyo había pasado, el suyo seguía presente, doliendo.
Pero ahora se reía, por dentro, de todo aquel dolor de hace unos días.
Seguía caminando y pensando… Pensando sin pensar, recordando sin recordar. Ya no tenia fuerzas para saber si pensaba, recordaba o imaginaba. No distinguía realidad de sueño, fantasía.

Y se acordó, caminando, de aquel brillo que le cegó la primera vez. Y recordó, caminando, su primera lágrima, que fue por ella… la ultima también la recordó. También fue por ella.
Y de repente, en su corazón, sintió algo que hacia mucho tiempo que no sentía. Un aire helado rozó su pecho y se perdió tras su nuca. Sabia qué era lo que dejaba atrás, pero se había prometido no mirar jamás su rastro. Nunca más miró atrás ni observó lo que perdía en su camino.

Y fue endureciendo su alma con los años de camino. Su coraza crecía sin cesar y no dejaba que nadie penetrase en ella. El agua de sus lágrimas jamás la tocó y las de los demás resbalaron por ella, sin que se diese cuenta.
Para el no existía la palabra siempre. Había sido nombrada tantas veces en vano… tantos días le habían prometió un siempre que no creía en el tiempo.
Ahora se dedicaba a pensar en nunca. Nunca seria feliz, y nunca creyó haberlo necesitado. Nunca sonrió, y nunca creyó haberlo querido. No habló de su vida, el no tenia vida. Solo la tristeza, su amiga la soledad y su amante el silencio podían entrar en su coraza, y remover el pasado estaba prohibido. Se hacia creer a si mismo que el pasado pasado estaba, ahora lo entendía. O eso quería entender.

Y una ola de recuerdos vino un día a su mente y removió a la tristeza, a la soledad y al silencio. Les quitó su lugar y le hizo quebrar la coraza.
Una pequeña herida sangró lágrimas de sus ojos y el pasado se hizo presente, y temía que futuro. Luchó con todas sus pocas fuerzas para evitar aquella fuga de dolor, pero ya no podía impedir que sus alaridos de dolor brotaran en la habitación. Era tarde, el pasado había vuelto para quedarse.
E intentaba cada día ocultar que ahora su coraza se había roto, que aquel cegador brillo había vuelto.

Y el siguió caminando…


(c) marta.

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