“En esos bares perseguí a mujeres ajenas, que lloraron conmigo o por mí, que me llevaron a sus casas para dejarme morir”.
Que metieron los dedos en una garganta cansada de vomitar dolor. Que escucharon como eran menos que tú. Sobrevolaron mi cuarto y pintaron en el techo huellas que no he vuelto a mirar.
Logré dejar entre el hielo de algún que otro vaso las manías que plantaste en mí, y al día siguiente, como una mala hierba, enraizaron de nuevo en mi salón.
Eres como las mentiras que nunca reconoceré haber contado. Como las manchas de tinta que desahucian mis blusas favoritas. Como las mariposas que nunca pasan de capullo y siguen intentando romper la crisálida. Como los niños que siguen persiguiéndolas tras haberse raspado las rodillas una y otra vez. Creyendo que, así, reteniéndolas, el polvo de las hadas tardará más en irse. Y sin tener en cuenta que las redes tienen agujeros. Y tú, tú supiste colarte por ellos.
Para conocer la verdadera historia... {Has de saber - Ismael Serrano}
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