Dibujando la luna

Todo te irá bien, lo sé. Conocerás a alguien que vuelva a hacerte sentir la voz más bonita de los bares de Madrid. Yo seguiré a tu lado pase lo que pase, y de vez en cuando me tendrás en tus conciertos, pero hoy tenemos que terminar de mentirle a la historia que comenzamos con la verdad. Tu voz y mis pinceles están encerrados en algún rincón de esta casa, y deben volver a salir. No se tú, pero yo sigo creyendo en que los sueños hay que perseguirlos sin descanso. Y nos hemos tomado un receso, ambos, que nunca debería haberse producido.

Sueña, mi Luna, sueña como antes lo hacías entre los acordes de tu guitarra. Despierta o dormida, da igual, pero sueña sin cesar. Porque en el momento en que paramos de hacerlo, en que abrimos los ojos, dejamos mustias todas las hojas de un árbol de proyectos que estaban sin concluír.
Esta noche es especial, es la última o la primera, depende como te lo tomes. Tengo muchas cosas que contarte, pero lo haré después del postre, y después de ver tu regalo. El mío está dentro de este paquete, y es un libro de recuerdos que te va a encantar. Sí, sí, un libro de recuerdos. ¿A que suena a locura?
También lo parecía nuestra historia, y míranos.

Dibujando la Luna (c) Marta Suárez.

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