hay relaciones que se vuelven enfermizas. amores o amistades en los que uno vuelca todas las espectativas e intenciones positivas sin esperar a ver cuánto apuesta la otra parte de la jugada. y a veces, cuando la confianza es tan grande que no te deja ver lo que hay delante de tus ojos, sigues dando con la inocente esperanza de que puedes vivir sin nada a cambio, con la simple satisfacción de que la otra parte te responda con una sonrisa de felicidad o un gracias, porque es lo que buscas: su felicidad.

creo que no llegué a darme cuenta de que a veces el egoísmo es tan necesario como respirar. se me olvidó pensar alguna vez en mí.

(c) marta

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