historias para no dormir y si soñar (hª11)

Limpió la lágrima que corría por su mejilla y el contacto de la yema de su dedo pulgar con ella le volcó el estómago. Parpadeó fuertemente y retiró el dedo de su cara. Ella giró los ojos y le miró de ese modo en que sólo ella sabía mirarlo. Ahora no podía ni parpadear. Verla así le rompía el alma, era como si estuviera viéndose a sí mismo en el espejo herido donde más le dolía, porque ella era lo que más le dolía.
Suspiró y la estrechó entre sus brazos, colocó la barbilla sobre su cabeza y la besó. Notó como poco a poco ella, mirando al frente, iba moviendo sus pequeñas manos para corresponder el abrazo y entre sollozos lo apretaba entre ellas. Sonrió entre lágrimas.

- Das los mejores abrazos del mundo.
Levantó la mirada y volvio a fijar sus ojos azules y pequeños en él. Sonriendo le conmovían el corazón y las tripas, pero de otro modo. Él hacía muchos años que no sabía reir, pero por ella hizo un leve esfuerzo y esbozó una leve sonrisa. Volvió a besarle la frente.
- ¿Si? Pues me plantearé ponerles precio, quizás me haga un pequeño negocio. - le guiñó un ojo y ella le miró seria.
- ¡No!
- ¿Porqué no? A ti te los daré gratis.
- Porque yo tengo la exclusividad ¿recuerdas?
- No recuerdo haber firmado ningún contrato, señorita. - le acarició la nariz y sonrió.
- ¿Desde cuando se firma en un papel que prometes darme todos tus abrazos?
- Desde que quieres que sea algo legal, si no figura en ningún documento no es legal.
- Yo no he firmado en ningun sitio que te quiera, y en cambio es el amor más legal que puedas conocer.

(c) marta.

1 comentario :

  1. "Yo no he firmado en ningun sitio que te quiera, y en cambio es el amor más legal que puedas conocer"

    Buena respuesta, =)

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